lunes, 27 de julio de 2009

GRANDES LOGIAS Y SUPREMOS CONSEJOS

La Conferencia Internacional de Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado -una de las ramas de la Masonería- celebrada en París, en abril y mayo de 1929, al que asistieron 24 Supremos Consejos Regulares, además del de México, aprobó por uanimidad resoluciones que, de respetarse en México y América Latina, causarían el más hermoso concierto de fraternidad institucional y ayudarían a bien fortalecer la Institución frente al mundo.
Algunas de sus resoluciones esenciales fueron:


Declaración de la Independencia entre las Grandes Logias -base de todos los
sistemas masónicos de grados posteriores al Craft-; la importancia de la
tolerancia entre las Grandes Logias y los Supremos Consejos para mantener
relaciones armoniosas entre sí; la necesidad de que los miembros del Rito -4° al
33°, inclusive- conserven su afiliación en las Logias Simbólicas.

No obstante lo anterior, algun Delegado de costero Estado mexicano no parece entrar en razón y constantemente protagoniza, con afanes ostentosos y soberbios, escenas de confrontación y liviandad entre la Delegación que tiene a su cargo y la Gran Logia estatal a la que él pertenece.

Recientemente, y en virtud del acto conmemorativo de la muerte del Patricio y Benemérito de las Américas, lejos de contribuir a un clima de unidad y fortaleza entre el Supremo Consejo de México y la Gran Logia, el delegado hizo todo lo posible para demostrar una supuesta "superioridad" frente al Gran Maestro de la Obediciencia, quien con todo afecto fraternal -o tacto político, si se quiere- apoyó el acto delegacional. La conducta de algunos miembros del SC de ese estado costero causó un estado de incomodidad entre los masones debido a su actitud de competir, a como de lugar, con la autoridad oficial de la Gran Logia, de la que incluso el Soberano Inspector fue Gran Maestro.

La Gran Logia es, en todo el mundo masónico regular y civilizado, la entidad que representa por derecho propio a todos los masones de esa jurisdicción, pues todos los miembros de Cuerpos de cualquier Rito son, antes que todo, Maestros Masones y luego, miembros de esos mismos Ritos. No todos los miembros de la Gran Logia son integrantes de esos Ritos, pero todos los miembros de éstos, lo son de la Gran Logia. Por tanto, la legal y legítima representación de los Masones de una jurisdicción radica, por derecho, antiguedad y preeminencia, en la Gran Logia.

Los Maestros Masones deben conocer y comprender que, posterior al Tercer Grado, tienen en efecto varias opciones para continuar sus estudios masónicos, si es que así lo desean. Formar parte de los Ritos -Escocés, York o cualquier otro- es un gusto, una afiliación posterior y representa un afán de estudiar y conocer las diversas expresiones de la Masonería y no de ostentar vanidosamente grados y supuestas "jerarquías", tan vanas como insulsas cuando pretenden ser impuestas y ostentadas estultamente sin mérito ni humildad.

Los Maestros Masones que deciden formar parte de esos Cuerpos Invitacionales, denominados Ritos de la Francmasonería, pasan a formar parte de clubes de masones estudiosos, y en calidad de tales deben comportarse, siempre asumiendo su pertenencia a su Logia simbólica de base y, desde luego, a su Gran Logia con un sentido de respeto y subordinación.

Pero en Veracruz vemos que el espíritu de la Conferencia Internacional de París, suscrita por México en 1929, así como los acuerdos de Lausana, Suiza, de 1875 y el mandato del Balaustre XXXII del siglo XIX, emitido por el propio Supremo Consejo de México, parecen ser ignorados y vistos, además, con desprecio.

La soberbia de algunos se impone sobre las bases más puras de la organización masónica internacional afectando la fraternidad, el respeto y el sentido de fortaleza de la Masonería ante los ojos profanos.

¡Cosas veredes, Mio Cid!