domingo, 27 de septiembre de 2009

LA FERIA DE LOS GRADOS

Por Cuauhtémoc D. Molina García, 33º

Afirmamos aqui que la esencia de la Masonería -los tres Grados básicos- radica en su simbolismo, y éste, en su ritualidad ceremonial. Por tanto, prescindir de los procesos rituales en los conferimientos de los Grados esenciales del Gremio constituye una grave falta al espíritu formativo y a la transmisión correcta del saber y del sentir masónicos. No puede un sujeto afirmar que posee la Masonería, si los Grados le fueron conferidos a "golpe de mallete". ¿Cómo puede un individuo expresar sus impresiones y experiencias, si jamás tuvo la oportunidad de vivir la experiencia iniciática, por simbólica que ésta sea?

Una Gran Logia que se precie de ser Regular, con todas sus letras, no debe permitir jamás que la Masonería se relaje al punto de la prisa o las premuras, la informalidad o la relajación de sus ceremonias, especialmente las que usamos los masones para transmitir el simbolismo real y profundo de nuestro Arte Gremial. Una Gran Logia debe supervisar que sus sufragáneas practique el Ritual con ortodoxia y estricto apego a las formas ancestrales de la Masonería, so pena de perder lo que tanto anhela: la Regularidad.

En lo que respecta a los Ritos Masónicos, la observancia es similar. Los Ritos -escocés o York- deben de igual manera observar la práctica regular de la Masonería, si es que desean conservar el apelativo de "ritos masónicos".

En este sentido, parece una candonga a los masones el que haya sistemas de gobierno de estos Ritos que, por afanes de practicidad o de ejercicio de "facultades", realicen conferimientos de grados "por tocamiento", haciendo masones prácticamente "a la vista", sin mas ritualidad ni simbolismo que la autocracia y el referimiento simple a "usos y costumbres".

En el Rito Escocés -de los grados 4° al 33°, inclusive- hay Grados de estricto ceremonial y cuyo desempeño masónico es indispensable para poder comprenderlos y, sobre todo, para poder vivirlos en plenitud. Tal es el caso de los Grados 4°, 14°, 18°, 30° y 32°. Otorgar estos grados sin la ceremonia ritual completa es una zumba grotesca al Rito, a la Masonería y a los hermanos que dispendiosamente los reciben. ¿Cómo puede un sujeto que recibe el Grado 18 asumirse realmente R+C si solo recibió el título, pero no la esencia del Grado? Lo mismo debemos decir del Grado Kadosch, cuya complejidad y belleza ceremoniales llevan implícita la esencia y el compromiso histórico, moral y hasta social del templarismo masónico escocés.

La FERIA DE LOS GRADOS es y ha sido una práctica histórica de los dirigentes del R. E. A. y A. No sucede lo mismo en los Estados Unidos, en donde efectivamente se practican los Festivales del Rito Escocés pero éstos se desarrollan con estricto apego al ritualismo completo, realizado por equipos masones expertos y profesionales del Ritual, de modo que los candidatos a los diversos grados VIVEN en plenitud la esencia del simbolismo de cada uno de ellos. En México, en cambio, lo que interesa es otorgar Grados en Congresos Nacionales y en eventos locales para que el Alto Cuerpo cobre los "intersticios" e ingrese los pagos a su tesorería, en menoscabo de los Cuerpos locales. El asunto no es financiero, aunque lo es en mucho; más bien se trata de mera ortodoxia. Y es una ortodoxia que no es otra que la que dictan los Estatutos y Reglamentos del Supremo Consejo de México. Por eso, no es esta una crítica sin fudamento, sino una observación argumentada en bien del escocismo.

El asunto, decimos aqui con todo respeto, no es administrativo o financiero, que bien a bien resulta ser lo menos. El asunto es masónico en esencia... Es lo que llamamos ortodoxia masónica. ¿Y es mucho pedir?

En esencia, los Maestros Masones que reciben grados por colación -tocamiento, espadazo o malletazo- no reciben sino un título, mas no un grado real y efectivo. Muy ostensiblemente, y con sorprendente feligresía, pagan sus dineros -cuotas o derechos- para "recibir sus grados" porque es el Soberano en turno quien los "toca con su majestad"; empero, la ortodoxia masónica que define la Regularidad internacional en la Masonería, dicta que tal procedimiento es meramente administrativo, mas no iniciático y por lo mismo sin valor esencial masónico.

Hay que advertir, por si fuera poco, que la posesión y ostentación de los "altos" grados -como suele ocurrir en el escocismo- no es un acto administrativo, sino esencialmente ritual e iniciático, y solo tienen valor los grados masónicos en este sentido, que no es otro sentido sino uno meramente espiritual. ¿Qué otro valor puede haber en los Grados de la Masonería?

Festinamos en HEREDOM que nuestras Grandes Logias, en particular la de Veracruz, no asuma esa costumbre nefasta de otorgar grados por "tocamiento"... que es lo mismo que no otorgarlos, y tanto más que no recibirlos...

sábado, 5 de septiembre de 2009

CONSTRUCTORES


Por Ernesto Pavón Rowe

Bien decía Newton que mientras hay constructores que se dedican a hacer puentes, que unen a la gente, hay otros que se dedican a deshacer esos puentes y a la vez a hacer muros para separarnos y encontrar del otro lado del muro al enemigo al que hay que vigilar, aislar y destruir.

El enemigo es el otro, el de enfrente, el de la otra orilla, aunque sea como en muchos casos un hermano. Siempre es lo mismo, nos negamos a analizar las causas, a evaluar entre varios especialistas el problema, la AUTORIDAD nos dice quien es el enemigo y siempre, pero siempre, el culpable es el otro, el distinto, las minorías o los indefensos.

Siempre hay un culpable, siempre hay alguien a quien eliminar para que se solucione el problema. Siempre el dedo índice acusador del DIRIGENTE que apunta al otro, para evitar que veamos que sus otros 3 dedos lo están apuntando como responsable directo o indirecto de la situación, hay casos en que el dirigente no ha analizado que está enfermo de poder y en su locura, en un abuso de ese poder que le ha sido conferido, elimina a cualquiera que le estorbe en su nefasto camino, sin importar conocimientos y/o aptitudes de los eliminados, ni el daño que pueda hacer a la institución que le ha dado cobijo. Cree que pertenece a un selecto grupo de personas que define los destinos de los afiliados.

Esta pretensión ya causa disgusto en nuestra sociedad por lo erróneo de su sin razón, pues no existe autoridad que tenga la suficiente capacidad moral para que le dicte normas a los hermanos, que gozan de absoluta soberanía e independencia en la toma de decisiones, conforme a su personalidad o deseos de crecimiento.

Por ignorancia, mala fe, o deseos inmoderados de protagonismo político, este tipo de dirigentes trata de asociar a la Masonería con acciones políticas determinadas, que le permitan acceder a puestos de poder, o bien codearse con las máximas figuras de la política. Ha olvidado los preceptos básicos de la Masonería, no discutir de Política o Religión. La tarea del masón imbuido de nuestros principios e ideales, es actuar en la sociedad, de forma positiva y discreta, para promover los grandes movimientos transformadores de la humanidad a través de su ejemplo y no de discursos políticos o de cualquier otro tipo.

Los masones, como tales, no irrumpimos en la vida pública como institución. A la inversa de las ideologías que pretenden reformar a la sociedad, la Masonería induce a sus miembros a transformarse a sí mismos, con la esperanza de que el progreso individual contribuirá a la mejora ulterior de la sociedad. La masonería forma hombres, libres, de buenas costumbres, de sólidos principios éticos, de convicciones estables y sólidas, que después de transformarse a sí mismos, van a actuar en el mundo profano, no con un mandato, no con un puesto gubernamental, sino según sus creencias, formando asociaciones u organizaciones filantrópicas, que hagan al bien común.

Debemos combatir a este tipo de enanos oportunistas, y politiqueros, enseñándoles el verdadero camino de la Masonería, estructurado alrededor de tres grandes ejes:

El eje Intelectual, viajando de la obscuridad de la ignorancia a la columna B, regida por Mercurio, el Señor de los Libros, representante fiel del conocimiento y crecimiento de la conciencia, sin que esta búsqueda sea confundida con la puramente filosófica o científica.

El eje Ético, viajando del conocimiento hacia la columna J, gobernada por Venus, que nos incita a incrementar nuestra razón, nuestra intuición y nuestra fuerza de voluntad, por el ejercicio de las virtudes; voluntad de apertura hacia los demás seres humanos, y, más importante que las otras, una voluntad humanista y respetuosa de la libre elección de cada cual.

El eje Espiritual, localizado en medio de las dos columnas, continente de los principios de las dos columnas y contenido sustancial del masón; caracterizado por la Columna del Medio, Regido por la Señora de la Magia, que nos hace trascender de la materialidad a la Espiritualidad; porque la lucha constante de todo buen Masón tiene por objeto principal trascender la inercia de la materia, integrante de su ser, elevándolo hacia un Orden superior.

Pensar, discutir y proponer soluciones TRANSFORMADORAS DE NOSOTROS MISMOS, con una presencia activa nuestra en los marcos de decisión, permitirá y hará factible lograr el cambio. Quizás haya llegado la hora en que nos decidamos a mirar en nuestro interior.