martes, 29 de julio de 2008

RECORDANDO A ALEJANDRO FCO. AUGUSTO, CONDE DE GRASSE-TILLY

En 2004, el Supremo Consejo de Francia, el más antiguo de Europa, conmemoró el segundo centenario de su creación.

Su fundación fué emprendida por el M.I.H. Alejandro Francisco Augusto de Grasse-Tilly a su regreso de América, donde, en EE.UU., había sido fundador (junto con otros Hermanos franceses y judíos norteamericanos) del primer Supremo Consejo del mundo, conocido después como “Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur”, en Charleston, Carolina de Sur.

Estos dos Supremos Consejos, como los que fueron creados a partir de 1802 y durante casi todo el siglo XIX, lo fueron de acuerdo estricto con las normas y las prescripciones de las Grandes Constituciones de Berlín, de 1876 (malamente atribuidas a Federico).
Desde 1804, superando las vicisitudes de la Historia, el Supremo Consejo de Francia ha permanecido escrupulosamente fiel a los principios tutelares de la Orden, a las normas de las Constituciones de Burdeos, de 1762, y a las Grandes Constituciones de Berlín, revisadas en 1875 por el Convento Universal de Lausana: su regularidad ha sido y ha permanecido incontestable.
Constatando las desviaciones que han ido alterando la pureza del Rito Escocés Antiguo y Aceptado durante las últimas décadas, desnaturalizando su especificidad y erosionando su integridad, el Supremo Consejo de Francia, desde fines de la década de 1980, emprendió la tarea de restablecer su autenticidad.

Con tal fin, procedió a una revisión de sus rituales, facilitada por la riqueza de sus archivos. Sus publicaciones participan de un mejor conocimiento del Rito y favorecen la expansión del mismo.
No confundiendo regularidad con reconocimiento, reúne en su entorno a los Supremos Consejos regulares adictos al respeto de la Tradición Escocesa y deseosos como él mismo de defenderse contra toda intención hegemónica sobre la Masonería mundial, proceda de donde proceda.

Respetando íntegramente la soberanía y la independencia de cada uno de ellos, ha podido establecer fructuosas y prometedoras relaciones internacionales. Junto con ellos, obra en pro de la defensa del Rito, de la promoción de sus ideales y del restablecimiento de la concordia en el seno del Rito Escocés, Antiguo y Aceptado.
El joven Alejandro (nombre civil, ya que adoptó el de Augusto como nombre personal habitual), de Grasse-TillyAlexandre François Auguste, conde de Grasse, marqués de Tilly (1765-1845)
hijo del famoso almirante Francisco José Pablo de Rouville, conde de Grasse y marqués de Tilly, se formó durante la guerra de la Independencia de los Estados Unidos, siguiendo la carrera militar, como su padre, aunque en el ejército de tierra. Su condición militar y su vida masónica discurrirán paralelas a lo largo de su existencia activa.
Iniciado el 8 de febrero de 1783 en la Logia “San Lázaro”, que se convertiría en Logia Madre Escocesa de Francia o “del Contrato Social” (sucediendo al Consejo de Emperadores de Oriente y de Occidente que había redactado, en 1762, los Reglamentos y Constituciones de la Masonería de Perfección, en 25 Grados), Alejandro de Grasse fue elevado en ella a Maestro en 1785.

Es probable que allí conociera la existencia de los grados superiores e incluso que accediera entonces a los primeros de ellos.

Habiendo sido Capitán en el regimiento “Real-Polonia” y después en el ”Real-Guyena”, fué autorizado en 1789 a abandonar Francia para dirigirse a Santo Domingo con el fin de hacerse cargo de la herencia dejada por su padre, que había fallecido el año anterior.

Fue allí donde, gestionando sus negocios, conoció a su futuro suegro, el notario Jean Baptiste-Noël de La Hogue (o Delahogue, 1745-1822), Maestro de la Logia “La Verdad”, en Cabo Francés. En Las Antillas, entró en contacto con la Masonería de Perfección en 25 Grados, que había sido introducida allí por Étienne Morin y recopilada por Henry Francken.

En julio de 1793, de Grasse hubo de trasladar a su familia fuera de la isla a causa de las turbulencias sociales que estallaron en ella. Como refugiado en Charleston (Carolina del Sur) y arruinado (su bergantín había sido detenido y saqueado por los ingleses), de Grasse vivió de empleos modestos y de un subsidio concedido por el gobierno norteamericano en reconocimiento de los servicios prestados por su padre.

En aquella ciudad será uno de los fundadores de la Logia “El Candor” (julio de 1796) y futuro Venerable de la misma, así como de “La Reunión Francesa” (agosto de 1800), constituída por exiliados franceses. Tambien formará parte, junto a su suegro, de un Consistorio de Príncipes del Real Secreto, Gr. 25º, creado en 1797, y tomará parte con él en la fundación del Supremo Consejo de los Estados Unidos de América, en 1801, pasando este grado como el Grado 32º.
En 1802, de Grasse volvió a Santo Domingo esperando poder recuperar sus bienes, tras la derrota de Toussaint Louverture, que había sido derrotado por el general Leclerc; éste le nombró capitán de caballería del estado mayor de la isla. En 1803 fijó en Puerto Príncipe la sede del Supremo Consejo de las Islas Francesas de Sotavento y de Barlovento, creado el 21 de febrero de 1802, del que será Gran Comendador Ad vitam.

Estallaron entonces nuevas revueltas sociales.

De Grasse, que tenía el mando de un fuerte en Cabo Francés, cayó víctima de unas fiebres y hubo de rendirse a los ingleses, a quienes habían pedido ayuda los sublevados. Hecho prisionero, fue conducido a Kingstone, en Jamaica, siendo luego liberado.
De Grasse regresó definitivamente a Francia en 1804. En París, se puso en contacto con la logia “San Alejandro de Escocia” que acababa de reemprender sus trabajos, retomando el título de “Logia Madre Escocesa de Francia”, tras haber rehusado situarse bajo la obediencia del Gran Oriente de Francia.

En virtud de los derechos que le conferían las Grandes Constituciones fundacionales de 1786, por las que se rige el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, emprendió la creación del Supremo Consejo de Francia, que fue establecido aquel mismo año.

Las logias escocesas de Francia se colocaron bajo su estandarte, creando tambien , el 22 de octubre, una Gran Logia General Escocesa .
En 1806 se vería forzado a desaparecer del primer plano, ante las presiones gubernamentales para unificar la Masonería francesa y la elección del H. Cambacérès como Gran Maestre del Gran Oriente y Gran Comendador del Rito.

Habiendo vuelto al servicio activo en los ejércitos durante aquel período napoleónico, de Grasse fue promovido a jefe de escuadrón en Verona, en 1807, a ayudante de campo del general Souham, en 1808, y del mariscal Augereau (duque de Castiglione) en 1810. Después de Italia, pasó a combatir en España, pero hecho allí prisionero por los ingleses en 1812, fué llevado a Inglaterra, no siendo liberado hasta 1814, tras la caída de Napoleón I.

Regresado a Francia, entró al servicio de Luis XVIII , a quien acompañó a Gante durante los históricos “Cien Días”. Tanto en Italia como en España, de Grasse, a lo largo de sus peregrinaciones militares, fue dejando a su paso creaciones masónicas:
El Supremo Consejo de Italia, en 1805, con sede en Milán (del que sería Gran
Comendador el Príncipe Eugenio); el Supremo Consejo del Reino de las Dos
Sicilias, con sede en Nápoles, en 1809 (confiado a Murat); el Supremo Consejo de
las Españas, en Madrid, en 1811.

En 1816, Luis XVIII licenció a la Guardia Real. De Grasse pasó a percibir medio sueldo, con lo que las dificultades materiales no le habían de faltar. Al año siguiente, el 1º de abril de 1817, coordinó las Constituciones, Estatutos y Reglamentos para la creación de un Supremo Consejo en el Reino de los Países Bajos (con sede en Bruselas, Bélgica). En 1818, intentaría poner fin a las divisiones de la familia escocesa a través de su Supremo Consejo de las Islas francess de América, pero siendo rebatido por algunos Hermanos, dimitió para hacer posible que fuera el Hermano Elías Decazes rehiciera la unidad en torno a su persona.

A partir de aquella fecha, de Grasse no volverá más a desempeñar ningún papel directivo dentro del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, viviendo hasta su muerte en extrema pobreza, y en el olvido. Habiendo sido finalmente hospitalizado en la enfermería del Real Hospital de los Inválidos, abandonado por su familia y por sus Hermanos masones, murió el 10 de junio de 1845 a consecuencia de una neumonía crónica, siendo inhumado al día siguiente en el cementerio de Montparnasse, en una fosa gratuita y temporal.

De Grasse no tuvo descendencia masculina, pero dejó tras de sí una gigantesca obra legada generosamente a sus Hermanos de Rito Escocés Antiguo y Aceptado de todo el mundo.

HONOR, a uno de los grandes del Rito Escocés...

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