Pero los masones, desde Aprendices, aprendemos a controlar las pasiones y los vicios.
Sin embargo, muchos piensan que los únicos vicios condenables son fumar o tomarse una, o dos, o tres copas; y se olvidan que los verdaderos vicios, los verdaderamente terribles, son los vicios del alma, los del espíritu.
Como la envidia... por ejemplo...
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