domingo, 18 de noviembre de 2007

EL MAL DEL ESCOCISMO

Por Cuauhtémoc D. Molina García.

Los males de las instituciones radican en los mismos hombres que las "instituyen", es decir, en los que las crean, forman y dirigen.
El Rito Escocés es un campo extraordinario de estudios dentro del cual el hombre sensible, inteligente, culto y filósofo puede encontrar la forma ideal de hacer que el hombre de nuestro tiempo pueda convivir, más allá de los diferendos creados por las culturas diversas, las creencias -ya religiosas o ya políticas- las nacionalidades y las razas, si es que éstas existen.
El Rito Escocés de la Francmasonería, por su estructura y contenidos, ofrece la maravillosa oportunidad de conocer el misterio de Dios y sus expresiones multiculturales en el mundo, y cada uno de sus miembros puede abordar la experiencia religiosa, fídica, espiritual o mística que mejor satisfaga sus apetencias internas y con todas ellas quedará satisfecho porque es un hombre epiritualmente evolucionado. Hablar de fanatismos, entre nosotros, es oficio de necios.
El cristiano no encontrará -en el verdadero escocismo- obstáculo alguno para estudiar, e incluso podrá, a sus anchas, confirmar y prodigar su fe en la más amplia libertad, tolerancia y fraternidad; lo mismo el induista, el cabalista o el rosacruz; todos, sin excepción, están llamados a probar en el Rito Escocés las mieles de la sabiduría de todos los tiempos y en todas sus modalidades conocidas.
El Rito Escocés es manantial que cancela todo género de dogmatismos y que prohija las libertades que, para ser verdaderas libertades, deben nacer del espíritu y de una absoluta comprensión de la Unidad del Ser, esto es, de Dios, cualquiera que sea la forma y nombre con que los seres humanos le identifiquen.
Sin embargo, hay un mal que en México -y en Veracruz- disfunciona gravemente la dinámica formadora del escocismo y que puede ser descrita a partir de varios factores:
  1. La miopía de sus dirigentes. Esto es, la carencia de un sentido de misión y de visión que conduzca el gobierno del Rito Escocés por derroteros que propicien su crecimiento y desarrollo a partir de una clara estrategia. Sus dirigentes parecen haber quedado literalmente atrapados en paradigmas decimonónicos que ennubilan el panorama y que les impide ver nuevas y promisorias oportunidades de crecimiento y desarrollo institucional. Este mal proviene de la cultura tradicionalista de las Grandes Logias.
  2. Dicha miopía, asimismo, les impide ver las verdaderas amenazas que cierran sus ventanas de oportunidad. El "clero" quedó como el único oponente visible y no perciben las tendencias culturales y espirituales que, en efecto, son las que propician la "soledad de los Cuerpos". Tales tendencias de la cultura contemporánea ofrecen oportunidades que los dirigentes del escocismo no ven, por la cerrazón de sus perspectivas miopes y cortoplacistas. ¿Dónde debemos reclutar a nuestros adeptos?, ¿quiénes deberían formar parte de nuestras Logias y Cuerpos?, ¿dónde encontrarlos?, ¿cómo atraerlos? Estos son los asuntos estratégicos que deberían resolverse en los Congresos y reuniones del Rito.
  3. El efecto "jerarquía". Este gravísimo efecto hace ver a sus dirigentes que son ellos los únicos que mandan en la Orden, y les hace concebir la negativa idea de que la masonería simbólica -la genuina y primigenia- debe estarles subordinada, tanto como las Grandes Logias, las cuales son, para ellos, "una graciosa concesión" de los Supremos Consejos. ¡Nada más falso y erróneo! La historia, las leyes y el sistema mundial de organización de la masonería dicen todo lo contrario.
  4. El efecto jerarquía genera también el "efecto escalera", el cual coloca en las mentes de los dirigentes del escocismo mexicano la falsa apreciación de que, después del Grado de Maestro Masón, solo queda la opción del "4-14", lo cual cancela el espíritu opcional de los masones regulares del mundo.
  5. Sus dirigentes solo presiden, pero no dirigen; esto es, caminan a capela y sin programa, sin sentido de dirección y rumbo. Basta presguntarles, ¿cuáles son sus estrategias, cuáles sus objetivos a largo, mediano y corto plazo? No obtendremos respuestas claras y contundentes. Ejemplo palpitante son las temáticas de los "Congresos", siempre las mismas y que, lejos de propiciar el diálogo para crear un diagnóstico del estado real de la Institución, privilegian en cambio los temas para los cuales ya existen pronunciamientos y resoluciones históricas, nacionales e internacionales.
  6. De lado del "pueblo masónico escocés" prevalece la cultura vertical y hegemónica creada por el "efecto jerarquía" y por el "efecto escalera": todos los masones se ven así mismos como subordinados a los Jefes en asuntos para los cuales lo único que debe privar es el derecho (Estatutos y Reglamentos del Supremo Consejo de México). Los Cuerpos son soberanos y libres para decidir lo que las leyes les establece. Pero los "masonsitos" confunden la obediciencia con la lealtad, y la lealtad con subordinación canina. Anhelan "grados" y creen que "los Jefes" son los que se los otorgan, y no su propio esfuerzo, trabajo, estudio y mérito en el seno de los Cuerpos del Rito.

En fin. Necesitamos, no obstante, distinguir con claridad que una cosa es "el escocismo" (y no "filosofismo", como quieren los ignorantes) y otra sus "dirigentes". ¿Cómo queremos implantar en el mundo profano la cultura de la libertad y de la democracia si, entre nosotros, se reproduce la cultura de la subordinación perruna, como en la más intolerante de las monarquías?, ¿cómo es que pretendemos criticar a nuestros oponentes con el lema de la libertad si entre nosotros ésta solo es dicurso?

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